Los primeros registros arqueológicos del uso de esta planta datan del año 10000 a.C. en el continente astático, donde la empleaban con propósitos medicinales y para la fabricación de objetos como ropa, cuerdas para arcos y cañas de pescar.

Conforme la cannabis se extendido por China, Corea e India, su cultivo llegó al Medio Oriente en el año 1400 a.C De ahí los escitas, un pueblo nómada indoeuropeo, lo llevaron al sur de Rusia y Ucrania: a partir de ese momento se propagó por toda Europa y su valor comercial explotó.

El historiador Heródoto explica que aproximadamente en el año 300 a.C. los romanos y cartagineses se disputaban las rutas marítimas de comercio de la planta en el Mediterráneo por su valor en la fabricación de materias primas, especias y cáñamo (material para la elaboración del papel). Tiempo después, los musulmanes la introdujeron a España, más o menos en el año 1150 d.C y, por último, los españoles la llevaron al continente americano.

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